Sobre el Camino del Norte, cuando ser libres fue el timón

13.01.2025

Durante mucho tiempo, la palabra peregrino me sonó distante, y el Camino de Santiago una experiencia que solo algunas personas transitaban. Sin embargo, un día, andando caminos por España para presentar mis novelas, el Camino y yo nos cruzamos. Esto fue en Mondoñedo, un apacible pueblo gallego que me transmitió una particular sensación de serenidad. Ese día compartí un café con unos peregrinos; su entusiasmo y la felicidad que transmitían despertaron en mí el deseo de hacerlo. Recuerdo que llamé a mi esposa a Buenos Aires para proponerle la aventura, y ella aceptó de buen grado.

Un año después, una mañana de junio, emprendimos la marcha en Irún. Durante cuarenta y cinco días vivimos en un mundo mágico donde las emociones nos sorprendían en cada etapa. Sentíamos que éramos dueños de nuestro destino, resolvíamos con alegría cada contingencia que se nos presentaba, y la palabra libertad era el timón de nuestro andar.

Cuando llegamos a Santiago, nos sentimos felices y todopoderosos. Nos dijimos que, sin duda, esta experiencia había cambiado cosas en nuestro interior y que, con el tiempo, iríamos descubriendo esos cambios. Recordamos lo que nos vaticinó aquel peregrino en Hazas: que no podríamos resistirnos a repetir la experiencia. No le faltó razón. Al año siguiente, hicimos otro recorrido. Y entre esos proyectos que alargan la vida, quedó el anhelo de hacer el Camino Francés cruzando los Pirineos.

Mi oficio de escritor fue interpelado en cada etapa. Las ideas para un sinnúmero de escritos nacieron ahí, y luego se fueron alojando, explícita o implícitamente, en distintos textos. Algunos todavía son inéditos, mientras que otros ya fueron publicados. En mi novela Navegando en barcos de papel, el Camino está presente, y el cuento Bulliciosos gorriones ganó el primer premio en un concurso.

Creo que el Camino de Santiago es un territorio muy especial, poblado de magia. Después de recorrerlo, adquirís una mirada distinta sobre las cosas. La condición de peregrino se hace carne en tu identidad y te abre el camino para peregrinar sueños.