Setenta
19.03.2025

Cuando digo setenta un bullicio de gorriones reverbera en mis silencios. El banco está vacío y en un poema herido se desangran los versos. Un macilento sueño resiste entre las grietas de un hoy tan presagiado. En los rosales solo crecen espinas. Una paloma negra sobrevuela y a mi lado se desmaya la utopía.
Cuando digo setenta se enciende la melancolía y la utopía agoniza sobre el suelo de la plaza. Un relámpago ilumina las ausencias anunciando el trueno y el temporal desata su furia. La lluvia se desploma ahogando el grito y los rosales estiran sus espinas.
Cuando digo setenta.