El mar de los sueños

18.01.2025

Gabriel, durante mucho tiempo, se dedicó a perseguir sueños. Concretó unos pocos; otros le resultaron inalcanzables. Hoy ya no busca. Vive en una casa a orillas de un río. Entre sus pocas pertenencias atesora un pájaro tallado en madera por manos soñadoras: un hermoso cardenal rojo.

Gabriel habla con su cardenal rojo. Este no le contesta; los pájaros tallados en madera no tienen permitido hablar con las personas humanas. Al menos, por ahora. Tal vez algún día lo hagan. Mientras tanto, Gabriel le cuenta sobre sus sueños: los que alcanzó y los que no. No le importa que no haya respuesta. Quizá solo necesita ser escuchado.

Una tarde, llevó al cardenal rojo a orillas del río. Allí, bajo la sombra de los árboles, le confesó cuál era el sueño que más le dolió no alcanzar. El cardenal guardó silencio, como siempre. A Gabriel no le importó y siguió hablando. Con cada palabra, su voz se tornaba más vehemente, más cargada de emoción. Le contó que la noche anterior había revivido, en sueños, aquel anhelo tan deseado.

En medio de su entusiasmo, sin querer, empujó al pájaro, y este cayó al río. Gabriel se quedó inmóvil, observando cómo el cardenal rojo era arrastrado por la corriente. Por un instante, se preguntó si realmente los pájaros tallados en madera no podían hablar con las personas humanas.

Entonces, sin pensarlo dos veces, se metió al agua y comenzó a nadar río abajo, persiguiendo la corriente. En su mente, solo una idea: alcanzar la desembocadura en el mar de los sueños.